martes, 27 de julio de 2010

25 d'Abril. Zero responsables (una crònica amb retard)

Vaig tindre la sort d’agafar una de les últimes entrades per al dijous dia 8, després de comprovar que el tràfic d’influències ens havia deixat als pacients-espectadors-que-fan-cua sense quasi opció. Un error això de deixar disponsible només un 18% de l’aforament per a finestreta. Entenc que tots voliem vore-ho, però segur que n’hi ha altres sistemes, com penjar un vídeo a youtube.
L’obra fa una crítica al saqueig de gent com el “Bigotes” mentre no s’inverteix en seguretat al Metro, critica el “Què bonica està València!” que no veu les mancances dels serveis públics, critica també la connivència de l’administració de justícia amb el poder establert. Destaca la indolència del ciutadà que no vol complicar-se la vida fent costat als familiars de les víctimes, i remarca el silenci de Canal 9 i el debat intern de qui voldria explicar-ho i s’ajuga el jornal.
M’agrada molt l’escena que reflexa el procés seguit per l’associació de víctimes, que ha vist com la comissió parlamentària primer, l’administració de justícia després i la societat en general finalment, anaven tancant totes les portes a un aclariment dels fets i una assumpció de responsabilitats, per deixar-los abandonats en el silenci i l’abandonament més absolut. De fet, jo hauria posat eixa escena al final de l’obra perque és molt més impactant que el final triat.
De l’escena de Camps ja n’ha parlat la premsa. I supose que en seguirà parlant quan determinada sèrie de Canal 9 o determinat personatge desaparega. Ai tu, valent Pep!

lunes, 26 de julio de 2010

LA VANGUARDIA. Un ligero malestar

LA CORBATA
Santiago Fondevila  - 26/07/2010

Permítaseme utilizar el título de la obra de Harold Pinter, que nada, espero, tiene que ver con el asunto que nos ocupa, para explicar la reacción del presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps, ante el estreno de una obra titulada Zero responsables sobre el accidente de metro ocurrido en la capital de los naranjos el 3 de julio del 2006, en el que perecieron 43 personas y otras siete resultaron heridas sin que hasta ahora haya obtenido justicia. Juzguen ustedes mismos. La cuestión. Una cincuentena de autores, entre ellos los hermanos Josep Lluís y Rodolf Sirera, Paco Zarzoso o Juli Disla, actores y otra gente de mal vivir levantaron sin cobrar un duro un espectáculo en recuerdo del accidente del metro en Valencia y cuyos familiares, al parecer, siguen llamando a las puertas de la Generalitat con nula atención de los porteros (serán sordos). El espectáculo, Zero responsables,se estrenaba el día 7 de julio en La Nau de la Universitat de València. No era, aseguraban los promotores, "una obra política o de circunstancias, sino una reflexión sobre las circunstancias concretas por las que una determinada sociedad moderna y avanzada como la valenciana abdica en la exigencia de las responsabilidades de sus dirigentes". ...

viernes, 16 de julio de 2010

Fotografías. Trementina Lux






Fotografías. Xavi Puchades











La Cartelera (Levante-EMV), Enrique Herreras, Teatro y política.

ENRIQUE HERRERAS
La semana pasada, una representación teatral dejó las páginas de cultura de los periódicos y pasó a ser noticia de la sección de política. Me refiero a Zero responsables, espectáculo estrenado en la Sala Ma­tilde Salvador, de la Universitat de Valencia. Es eviden­te que en esta obra, surgida desde la iniciativa de un gru­po de dramaturgos valencianos, en la que han interve­nido, voluntariamente, un buen número de intérpretes, trataba un tema social que ha adquirido tintes políticos, el accidente del metro de Valencia ocurrido en 2006.

El caso es que no estoy de acuerdo con este paso, ya que eso significa que en estos momentos las páginas de cultura están al margen de la política, salvo cuando se habla, claro, de política cultural. Y no debiera ser así.

Tampoco estoy de acuerdo con buena parte de la ac­tual mentalidad artística que relaciona teatro de cir­cunstancias con panfleto. Porque, si miramos la historia de las artes escénicas, veremos que sí, que ha existido un teatro político cuyo fin era la expresión de consignas de determinadas ideologías, pero también otro, el más im­portante, que ha planteado críticas y preguntas diversas al poder y a la sociedad de alrededor.

Ahí está Aristófanes, quien inició un tipo de come­dia que nacía de la situación política del momento o de alguna cuestión social candente. Una parte del teatro de Valle Inclán entraría en esta propuesta. O Els Joglars, una compañía que ha acometido en su trayectoria lo que Boadella ha señalado como «profilaxis de las neurosis ­blicas». Y, hace algún tiempo, Xavi Castillo inició por es­tos lares un teatro juglaresco, una sátira desatada de si­tuaciones y personajes de la vida política.

El caso es que buena parte de los poderes políticos siempre han asimilado mal este tipo de teatro. Y puede que (curioso) se haya dado mayor permisividad a la crí­tica escrita que a la representada. Ya se lo dijo Hamlet a Polonio: «Más te valiera un mal epitafio en tu tumba, que una venganza de comediante mientras vivas».

Y, por lo visto, la cosa (esta situación ancestral) sigue. Entre otras cosas, porque es demasiado habitual hoy pensar que los presupuestos para cultura son de los pro­pios gestores, y no públicos. En este caso, parecer ser, hubo cierto recelo de nuestros gobernantes (se dice que desde Presidència se llamó al rector de la Universitat de València), lo cual multiplicó la expectación ante una obra cuya presencia social iba a ser muy minoritaria, al estar previstas sólo tres representaciones y en una sala con poco aforo (finalmente, fueron cuatro, por el inte­rés despertado).

Y ya bajando al montaje en sí (es lo que era, una re­presentación teatral), y dejando a un lado su valor sim­bólico adquirido, esta dramaturgia de 14 escenas trata­ba múltiples perspectivas relacionadas con la situación social y política de nuestra Comunidad, desde un míni­mo común múltiplo: las responsabilidades colectivas, in­cluidas las de la clase poética.

El conjunto se mostró efectivo y resolutivo (inter­pretación incluida), y no faltó el ingenio. Aun así, es evi­dente que, como ocurre en todo espectáculo de este tipo, hay escenas más logradas que otras. De la escena que trataba el tema de Canal 9, sobresalió el momento en que la reportera daba unas noticias ficticias. Notable idea fue la de las noticias interrumpidas de los diversos me­dios de comunicación, así como la conversación entre la turista y el conductor de metro. Y de muy perspicaz puede considerarse la de los regalos y el sistema de se­guridad para el metro. Aunque la escena más redonda, creo, fue la última, la que tenía como protagonista a un matrimonio y su conversación horas antes de ser reci­bidos por el Papa. Nos recordó lejanamente un tono va­lleinclanesco, por el modo esperpéntico de tratar unos personajes reales y por el perfilado lenguaje utilizado.

Parece que el montaje ya no se volverá a repetir, pero una parte de la tradición teatral, que parecía dormida, ha despertado; aunque sólo sea por unos días.

CARTELERA TURIA. Nel Diago. 43 muertos, 47 heridos, 41 artistas.

ZERO RESPONSABLES, Creación colectiva.- Sala Matilde Salvador

Como en los últimos años de la Dictadura, como en los tiem­pos de la Transición, la familia teatral, con los actores a la cabeza, ha tomado la iniciativa de enfrentar y denun­ciar al Poder. No hablo del conjunto de España, sino de esta Comunidad, marca­da por abusos, censuras, despilfarros y corruptelas, cuyo gobierno, amparado por su mayoría absoluta y por la ineficacia y debilidad de su oposición, se siente legiti­mado para cometer cualquier tipo de excesos.

Razones no les faltan a los miembros de la farándula para estar molestos, y hasta cabreados, con la forma de actuar de nuestros gobernantes. Pero ahora no se trata de reivindicaciones gremiales, sino de un posicionamiento ético que ha tenido como motor el escandaloso ninguneo que nuestros eximios gobernantes han practi­cado con las víctimas y familiares del más terrible accidente de Metro habido en Europa, en la estación de Jesús, hace cuatro años, coincidiendo con la visita del Papa. Ése fue el punto de partida para la elaboración de un espectáculo singular por su confección y por sus resultados estéti­cos. Así, 41 personas (intérpretes, técni­cos, productores, autores, directores...), de manera voluntaria y gratuita, sin cobrar por su trabajo (más bien lo contrario: pagando por ello), escondiendo sus egos en el colectivo (el vistoso y acertado pro­grama de mano, en forma de plano de metro, recoge sus nombres sin distincio­nes) han puesto en escena un conjunto de textos de desigual factura y alcance, pero perfectamente armonizados. No hay pre­cedentes en España de lo sucedido estos días en Valencia. Habría que compararlo con aquel mítico Teatro Abierto que le plantó cara a la Dictadura argentina en los años 80 del pasado siglo. Aquello, desde luego, no provocó la caída del régimen, pero con sus secuelas y acompañamien­tos (Danza Abierta, Folclore Abierto, Rock Abierto...) contribuyó a ello al despertar la conciencia social de un gran número de personas. Como es natural, el fenómeno sentó muy mal a los militares: misteriosa­mente unos días después de iniciado el ciclo Teatro Acierto, la sala que lo acogía fue pasto de las llamas. Aquí parece que nuestros gobernantes también están de los nervios, pero tienen maneras más lige­ras y sutiles de mostrar su descontento (presiones y represiones).

Cuento una anécdota. Hace años, en el Teatro Romano de Sagunto, estaba contemplando una obra junto a un notable dramaturgo local. Antes de comenzar la función hubo un remolino de fotógrafos en torno a la señora consellera de turno. Yo pensé para mis adentros: ¿quién era el ministro de Gobernación que sacaba Valle-Inclán en Luces de bohemia? Me giré y le dije: ¿sabes qué, Paco?, dentro de unos años nadie sabrá cómo se llama­ba esa señora, pero a ti te van a estudiar en el Bachillerato.

¡Qué grande es el teatro!

CARTELERA TURIA. Alfons Cervera. De paso, Macbeth.

Hace cuatro años los vago­nes del Metro de Valencia se estrellaron en una curva del barrio de Patraix. La chatarra, como aquel viejo y hermoso poema de Pere Gimferrer que hablaba del mar, tiene su propia mecánica y en su matemática exacta se quedaron para siempre cua­renta y tres cadáveres y cuarenta y siete heridos. La vida y la muerte se jun­taron ese día canalla del 3 de julio de 2006. Y tanto tiempo después, la misma vida y la misma muerte se siguen jun­tando en cada aniversario para recor­darnos una sola cosa, una sola: que Francisco Camps, presidente de la Generalitat Valenciana, jefe del Gobier­no valenciano del PP, no ha recibido nunca a los familiares de los muertos ni a los heridos. Nunca. La semana pasa­da, en la Universitat de València, se escenificaba una obra que hacía memo­ria de aquellos días de julio. La memo­ria es imprescindible para que la vida no sea una mierda.

La negrura del túnel de Patraix con­trastaba en aquellas mismas horas con la parafernalia luminosa que habían montado los del gobierno mudo para la visita del Papa a la ciudad. Sólo el Papa importaba. El clamor de los fieles hablando de un mundo justo y el silen­cio insultante de ese clamor cuando hay que exigir generosidad y justicia con las víctimas del accidente. La obra teatral era Zero responsables. Un título fantástico que muestra la realidad cruel de un suceso que no motivó jamás la dimi­sión, ni siquiera la asunción de respon­sabilidad alguna, por parte de quienes estaban -y siguen estando- a la cabeza del organigrama de Ferrocarriles de la Generalitat. Un día antes del estreno, el presidente Camps llamó al rector de la Universitat. Unos dicen que para que la obra se suspendiera y otros que simple­mente llamó para mostrar su malestar. Qué diferencia hay entre lo que dicen unos y lo que dicen otros: ninguna. La vocación censora del presidente Camps. Sólo eso significan las dos ver­siones de la llamada. El motivo principal de ese telefonazo era evidente: se había enterado el muy honorable de que uno de los momentos cumbres del montaje escénico lo protagonizaban él mismo y su esposa. Y sus relaciones turbias con el caso Gürtel. Y sus rela­ciones entre místicas y domésticas con la visita del Papa. Y sobre todo, las rela­ciones con el accidente del Metro. Qué ironía y qué cinismo: el tiempo que dedi­có Camps a llamar a Estaban Morcillo, rector de la Universitat, no lo ha querido dedicar en cuatro años a llamar a las familias de los muertos y a los supervi­vientes para mostrarles su vocación por la justicia y por la verdad de lo sucedido aquel devastador 3 de julio de 2006.

La vida y la muerte se volvieron a juntar esos días en la Sala Matilde Sal­vador de la Universitat de València. El espacio de libertad que es la universi­dad, todas las universidades, no puede ser violado por nadie y menos que nadie por el poder político. La llamada de Camps al rector provocó un escán­dalo mediático, civil, de solidaridad con las víctimas y con la propia institución académica. La obra es espléndida. No sólo por el horror de lo que cuenta sino por cómo ese horror es contado, por la excelente escritura de ese horror, por las interpretaciones, por la ironía cruel que destila la hora y media de memoria extraordinaria. Y el pedacito que prota­gonizan la pareja de presidente y presidenta: Shakespeare en estado puro. Si hay quien se ve retratado -como pare­ce ser que era el caso de Francisco Camps- en ese tramo final de Zero responsables, en vez de cabrearse debería de sentirse orgulloso: nada menos que Shakespeare y su Macbeth sirvieron para diseñar sus personalida­des con una complejidad y sentido de lo profundo que se merecían una llamada: pero no al rector de la Universitat, sino al autor teatral que la escribió y a la pareja de actores que la pusieron en escena. Una llamada, claro está, para felicitarles por la grandeza de su obra. Feliz teatro, pues, el que hace unos días se levantó en memoria de aquel terrible accidente. Hace cuatro años ya. El mismo silencio. Las mismas acémilas ganas de que todo se olvide por los gobernantes del PP. La respuesta entra­ñable, sabia y justa del recuerdo: ahí estamos, ahí seguiremos hasta que el cuerpo aguante. Ahí seguiremos. Ahí.
http://www.carteleraturia.com/2010/textos/testigos/testigo2424.htm

martes, 13 de julio de 2010

Pensar es exponerse. Blog Trementina Lux.http://blogs.myspace.com/trementinalux

Desgraciado el país que necesita héroes

Bertolt Brecht

Somos personas. Ocupamos posiciones relativas en el tablero de la vida. A veces se nos ciñe el corazón de tanto fruncirlo al status. Y nos entra el miedo si nos empujan a otra casilla. Pero no se puede ocupar una posición fija, es la Ley de la Partida.

La semana pasada asistí a un montaje teatral. “Zero responsables”. Quería haber escrito algo sobre ello. Pero me he dilatado. Eso, el tiempo transcurrido, ha hecho que sucedan cosas. Cosas que me permiten una mirada más aloetnológica sobre la escena. ¿Qué ha pasado? Hemos ganado el mundo.

El viernes tenía claro lo que era un éxito absoluto de público: cuatro funciones desbordando un aforo de cien personas y un doblete, también con sillas adicionales. Casi seiscientas personas. Hoy martes sé que eso era un éxito relativo. La radio elogia el fenómeno futbolístico: “nada en el mundo exalta tanto las pasiones del ser humano”.

Anoche los héroes volvían a casa. Había cámaras en el cielo. El ojo todopoderoso se instaló en las alturas de la noche para regalarnos la Historia, y si vemos lo que Él ve, es que compartimos esa gloria, somos parte de ella. “Ver es un acto divino” decía Feuerbach... ¿Quién quiere cámaras en el infierno?

Estaban ahí, los héroes, en su autobús, abriéndose camino entre el pueblo. Y pensé... Mira tú que van a Sudáfrica, ganan todos los partidos, vuelven de Sudáfrica, no sé cuantas horas en avión y todo el riesgo que supone, besan a sus familiares, se duchan, se ponen el chándal de gala y cogen el metro para llegar al inicio de la marcha... Y de repente, mientras se ríen y templan sus nervios, el metro, un transporte público, se estampa en una curva y mueren cuarenta y tres y resultan heridos cuarenta y siete héroes. Lo voy a poner con número, para los que entienden mejor las cifras: 43+47. ¿O no son tantos en la Selección? Perdonad mi ignorancia.

El caso es que pensaba: ¿qué no harían esas multitudes enfervorizadas por pedir responsabilidades a los responsables?... Y también: estúpida, los Héroes no van en metro, por seguro que sea, van por arriba, ¡por arriba!

Pensar es exponerse” Decía Hannah Arendt cuando iba a conocer a Heidegger. Cada cual decide qué grado de exposición asume en su vida. Si se expone en lo amoroso, en lo profesional, en lo político, en lo lúdico, o en todo o en nada. Hay quien se sobreexpone tanto que acaba siendo invisible y por el contrario los subexpuestos son legión.

Zero responsables” es una obra colectiva. En ella han participado más de cuarenta profesionales. Pero los egos se han disuelto. Cada nombre es una estación, un no-lugar  de tránsito donde pararse a reflexionar. La obra trabaja sobre el accidente de metro que sucedió en Valencia en 2006 coincidiendo con la visita papal y lo hace a instancias de la Asociación de víctimas del metro. Catorce piezas dramáticas se encajan en la tangente de la tragedia y forman un puzzle panorámico perfectamente cohesionado y dirigido, como una cámara instalada en los alrededores del infierno. Se programó durante tres días en la Sala Matilde Salvador de la Universidad de Valencia. Y la entrada, era gratuita.

Los medios recogieron la noticia del estreno con titulares que hablaban del intento de censura. Otros titulares reflejaron la crueldad paródica de los últimos doce minutos de la obra. ¿Algún medio de comunicación consideró la construcción de la noticia desde el punto de vista dramático? El problema, tal vez, es que aquel día eran “los otros” los que tomaron la curva. Entended por dramático lo que bien os plazca.

Es difícil e inhumilde hablar de esta producción. No encuentro una fórmula resolutiva, tipo 1-0 para sintetizar. Creo que la unión altruista del gremio y el respeto a las familias y a las víctimas es muy destacable. La obra aborda el acontecimiento desde los márgenes. No hace carnaza de los caídos, es inteligente  de principio a fin. También es cierto que muerde y ruge y mete el dedo en la llaga para despertar conciencias, sin tapujos, con profesionalidad de mercenarios. Se compromete, no es televisiva. De ahí deriva su peligrosidad.

El conjunto funciona con un ritmo creciente y una riqueza coral admirable, la puesta en escena es dinámica porque cada pieza ahonda en un género bien distinto, el drama, el musical, la parodia, el naturalismo costumbrista, la poesía, la danza contemporánea... Los puntos de vista ofrecen la amplitud de una mirada y un pensamiento que no son únicos, fruto indiscutible del trabajo colectivo. La excelencia llega en forma de microsociología y el conflicto Aristotélico es expresado en términos de cotidianidad.

Zero son personas. Personas que actúan movidas por intereses propios, estén donde estén, ocupen una casilla en el cielo, en la tierra o en el infierno, como ese conductor de metro cuya voz “Tengo miedo, no quiero volver a entrar ahí” eriza algo más allá del vello.

Tiene presencia la jueza que instruyó el caso, baila y canta. El fiscal y el abogado particular lidian entre amenazas, el tipo del bigote que quiere ser actor pero no pasa de asesor político, Paco e Isabel, la turista aparentemente frívola, el funcionario y la desesperanzada, las cifras oficiales silenciadas con elegancia, los trabajadores de Canal Nou obligados en tres actos, como los Horacios, a escoger entre el bien personal o el bien común, “cierra los ojos y abrázate a la nómina”. Un padre amorfinado por la tele y un hijo que se significa, subexpuesto uno, sobreexpuesto el otro, dos ancianas debatiéndose entre creer y no creer... Y mucha, mucha documentación, verismo, casi verdad informativa en algunos textos.

El escenario es mínimo. Recursos someros, eficiencia y eficacia. La iluminación y el sonido son de corte naturalista aunque en ocasiones adopten un talante simbólico. Es en el suelo donde se articula la mayor de las escenografías. Líneas rectas de colores primarios sobre fondo negro, un mapa del metro y en el punto áureo una mancha blanca que se retuerce. Metáfora del encuentro entre la vida y la muerte. Es en ese punto irregular, molesto, donde los personajes se posicionan y conviven con su grado de culpa o responsabilidad. Algunos ignoran la mancha, otros la escuchan, se defienden, se abrazan, se arrodillan o incluso arroajan en ella el Santo Cáliz, metonimia del inocente. Blanco, el color de la desaparición. El hueco que dejaron “los otros” está presente, sin interrupción durante toda la obra.

Pero ¿Quiénes son los otros? Marc Augé, reputado antropólogo, afirma que en las sociedades con una totalización intelectual el error es siempre imposible. Digamos que el enfermo nunca muere por culpa del terapeuta. La totalización convierte cualquier error en una verdad parcial o provisional y añade que este efecto ayuda a explicar la pasividad.

El teatro social se sienta en las mimbres de las circunstancias. Hablar de lo temporal y lo espacial concreto genera normalmente una minusvalía de los valores universales, de los valores intrínsecos del teatro como obra de arte. Es justo lo que pensé cuando supe del proyecto: que lástima, tanto talento puesto al servicio de criticar la gestión política valenciana, tan mediocre. Pues todo el conjunto en general y la última escena en particular subvierten esta relación con tanto acierto que creo que nace un modelo de nueva dramaturgia con sentido practico-trascendente en la que cabe profundizar.

En los últimos doce minutos, bajo la estrategia clásica del ensayo, A y B van construyendo en la intimidad de las bambalinas su actuación frente a un superior con el objetivo de lograr que esconda un objeto harto incómodo, deben convencerlo y para ello cuentan con otro objeto que servirá de valor de cambio. Pero en el ensayo, lejos de articular una solución convincente al conflicto inicial, el diálogo va arrojando luz sobre las perversas relaciones de poder entre A y B. El personaje en apariencia poderoso, A, el Elegido, se revela como un ser dominado por el pánico y B como una manipuladora nata, codiciosa, sofisticada y cerebral. Y todo esto, a la manera de Shakespeare. Puro Macbeth, pura Lady Macbeth, osados, altaneros flemáticos, pero ridículos, se llaman Paquito e Isabel.

Han nacido personajes donde solo hay personas que mirándolo fríamente, carecen de interés. Es la construcción humana de la inmortalidad, otra vez filosofía. Y es un drama, sí, porque cuando apelamos a la brujería para hablar de tensiones entre actores sociales cuya realidad psicológica es desmenuzada en detalle, se está invitando a la risa cruel.  En cualquier caso ¿hay algo más cruel en todo esto que el silencio administrativo?

El poder que practica el holismo no tiene necesidad de ofrecer explicaciones y rendir cuentas de sus responsabilidades. Pero ¿qué pasa si el enfermo empieza a moverse y ya no se sustrae pasivamente a su destino como un prisionero Tupinamba? Tal vez por eso el terapeuta quiso matar al enfermo el otro día, censurarlo, limpiar esa mancha, en la Matilde Salvador.

Bertolt Brecht, un tipo bastante perturbador, decía que “El que no sabe es un imbécil. El que sabe y calla es un criminal”. “Zero responsables” no es una obra política, a pesar de los intentos de politización. Es una obra ciudadana, bien documentada, nada demagógica, hecha con sensibilidad pero sin sensiblería, hecha por personas que piensan, para las personas que quieran pensar. Una piedra, lanzada con honda, contra el olvido de las responsabilidades. Y sería un crimen, otro, dejarla en los sótanos de la Universidad... ¿Podría “Zero Responsables” una obra que ni siquiera es de antihéroes, excitar las pasiones de un público mundial?

Siempre acabo exagerando, esta es mi contribución.
Gracias por exponernos.

lunes, 12 de julio de 2010

El filete, http://ciberlohengrin.blogspot.com

(...)

'Zero responsables', la obra representada, es una denuncia y una sátira, muy crítica con Camps, el muy inefable, centrada en su comportamiento con las víctimas del Metro que, merecen, además de las indemnizaciones, faltaría mas, una atención que no han recibido. Al parecer, el último tramo de la representación es una sátira descarnada de Camps y su mujer, inédita en las minoritarias expresiones críticas del arte y la cultura de por aquí.

La tarde que intenté asistir a la representación, se dio una sesión mas, no programada, a las nueve de la noche. El aforo de la sala es de cien butacas, de modo que el número de espectadores que la han visto no rebasa los cuatrocientos.

Si, como parece, el vicerrectorado recibió presiones del Consell, no atendidas, para retirar la obra, hubiera sido mas elegante, y mas astuto, abstenerse de esas presiones, dado el exiguo número de asistentes. Es probable que la asistencia, en ausencia de esa propaganda involuntaria, hubiera sido menor.

Es una grata novedad, hay que decirlo, que el mundo de la cultura se atreva, por fin, a expresar, sin tapujos, opiniones críticas tan contundentes como las que, al parecer, se han manifestado en esta representación teatral, porque comenzábamos a parecer una sociedad esclerotizada, inerme ante el abuso y la arbitrariedad.

El único acto de esa naturaleza al que asistí, fue la escenificación de la famosa Boda del Escorial, representada por Animalario, hace unos años. Al finalizar la función, conocí la noticia de que Aznar había perdido las elecciones.

Parece premonitorio que los hombres de teatro de aquí, como los de Animalario, en su momento, comiencen a movilizarse. Tal vez es un signo de que al muñeco de trapo que han agitado en escena, se le acaban las pilas.
http://ciberlohengrin.blogspot.com/2010/07/el-filete.html

sábado, 10 de julio de 2010

LEVANTE-EMV. La obra de teatro que critica a Camps prorrogó una sesión por el éxito de público

Los profesionales no prevén, de momento, una gira con la representación sobre las víctimas del metro

M. DUCAJÚ VALENCIA 
El centenar de butacas de la sala de teatro Matilde Salvador de la Universitat de València se quedó corto en los tres pases de tarde que, desde el miércoles y hasta ayer, se habían programado para representar la obra Zero responsables. La representación aborda el accidente de metro y cuenta con un acto en el que se parodia al presidente de la Generalitat, Francisco Camps, y a su mujer.
Ante las decenas de espectadores que han querido ver la obra que se representa en el Centre Cultural La Nau de la Universitat pero se han quedado fuera por la falta de aforo, los 41 profesionales que mancomunan Zero responsables optaron ayer por realizar un pase especial, no previsto, a las 21 horas. Así, unas 400 personas la habrán visto esta semana. 
Precisamente, por la cantidad de directores, actores y autores que participan en este trabajo colectivo no se ha pensado, de momento, realizar una gira por otras localidades, según indicó ayer uno de sus dramaturgos a preguntas de Levante-EMV.
Tampoco se ha pensado prorrogar más pases, en breve, en el recinto de la Universitat de València. De hecho, el permitir en su sala de teatro la representación -en la que colabora su vicerrector de Cultura, Josep Lluís Sirera- ha supuesto para el rectorado presiones de la Generalitat y la misma consellera de Cultura, Trini Miró, ha señalado a este diario su malestar por la misma.

AVUI / EL PUNT, Volen que l'obra «Zero Responsables» s'incorpore a la programació de Teatres

L'afluència massiva de gent que vol veure la representació justifica la sol·licitud de Compromís
VALÈNCIA - REDACCIÓ

La diputada de Compromís, Mónica Oltra, ha demanat a la Conselleria de Cultura que incorpore a la programació de Teatres de la Generalitat l'obra Zero Responsables, posada en escena de forma voluntària per un grup d'actors valencians i que fa una caricatura molt crítica del règim de Camps. Segons Oltra «l'afluència extraordinària de públic que està rebent l'espectacle a la Universitat de València, deixant fora a nombrosos ciutadans que volen veure la representació i no poden pel reduït aforament de la sala» justifica la seua sol·licitud.

Per a Oltra «la temàtica de l'obra és el tipus de teatre que hauria d'oferir la programació pública de la Generalitat, una reflexió sobre la nostra societat amb un interés general clar». La diputada ha convidat als programadors culturals d'altres institucions a incorporar la representació a la seua oferta teatral de la pròxima temporada.

viernes, 9 de julio de 2010

ZERO RESPONSABLES... LOCALITATS EXHAURIDES. http://www.jorgepico.com

Gràcies a la trucada de Presidència hui estaràn exhaurides les localitats a la Sala Matilde Salvador Per què? Segurament perquè un grup de autors juntament amb directors i actors, sense cap subvenció i sense cobrar, han treballat al voltant del accident de metro més greu a Europa que va ocórrer a València en el any 2006, just abans de la visita que va fer el Papa. L’obra, jo la he vista, no parla del President Camps com han escrit els diaris, (els que han escrit alguna cosa Levante, El País), tot i que hi ha una magnífica escena de 12 minuts molt comentada. Zero Responsables és una interrogació al voltant de qué va passar en el accident, de les seves conseqüències, els seus implicats i el silenci i el desconeixement de la societat valenciana del que va ocórrer. Però, sobretot és una ficció i un desafiu fruit de la imaginació dels autors. Repeteixo, no és una obra al voltant de Camps perqué Camps no dóna ni per a una obra sencera. El que té de bo aquesta escena és que en dotze minuts despatxa el personatge. Llavors perquè interessa el teatre en aquest cas, quina es la seva forza? Zero responsables, feta amb urgència i amb positives discusions i tensions entre els creadors, és una obra que parla del estat de una nació, en aquest cas del País Valencià, o de una autonomía, o de un… poble? No estem inventant res, si us agraden els llibres llegiu  State of the Nation de Michael Billington publicada en la Editorial Faber and Faber, parla de com les millors obres del teatre anglés són una crónica del que estava passant en la societat. Una meravella de llibre qué toca, entre altres temes, la constant conexió entre teatre i societat. Si podeu fer una ullada a la renaixença del teatre polític anglés en el període Tony Blair, després de l’invasió d’Irak, al final del llibre, trobareu un autor, David Hare que ja va fer una experiència semblant amb The Permanent Way una obra feta amb entrevistes a polítics, treballadors i usuaris al voltant de la privatització del ferrocaril anglès.
Aleshores és Zero Responsables una peça política? Bé en el programa que es reparteix abans de l’espectacle es diu que no exactament. Aquí teniu un extracte:
no es crega que que ens trobem davant una obra de teatre polític o, pitjor, de teatre de circumstàncies: més enllà de la tragèdia concreta i de les històries personals generades i de les histories personals generades al seu voltant, els qui integrem el col.lectiu hem volgut reflexionar amb aquesta proposta sobre els conceptes mateixos de responsabilitat i d’irresponsabilitat”
Bé, a lo millor s’ha escrit això perquè la paraula política hui ja no vol dir gran cosa, però jo crec que Zero Responsables és una obra política i amb ideología. El Teatre és un dels llocs desde ón lluitar ideològicament, crec que ara mateix resistint, i quan s’ocupa creativament d’aixó, de veure quines són les condicionsen en qué viuen els habitants de la polis, estem fent política. En l’obra estem reconeixent que els partits polítics, que no fan política, sino gestionar interessos del mercat, la ciutat té posibilitats i hauría de tenir poder de establir les seves lleis. Quines? Qué es una bona llei? Quin són els comportaments polítics adecuats? A qui han de castigar les lleis? Qui són els que fan les lleis? No són comportaments polítics els que han patit les vítimes del accident que encara no han estat rebuts pel President de la Generalitat, i que poc a poc la societat els oblida, es a dir deixa de fer política.
Hi ha llibertat d’expressió al País Valencià? Era la pregunta que ens feien els periodistes a Pedro Montalbán i a mi mateix l’endemà del assaig general en el passe gràfic arran de  la trucada del President de la Generalitat a l’Universitat de València recomanant que l’obra no es fes. Algú ho dubta? Si algú ho dubta el problema és molt greu, molt. Per mi la pregunta és: Es diu la veritat al País Valencià? I encara més… I hi algú que vulga escoltar la veritat? De poc serveix la llibertat d’expressió si tothom parla alhora i ningú escolta. Ja sabeu, quan més canals de televisó millor, així tothom parlarà alhora.
Trinidad Miró declara en el Levante que s’entera de l’obra per la premsa . En serio? Hem de entendre que no fa la seva feina que és conéixer el que programen els Teatres de la ciutat de València? glups… si no hi hagués premsa, s’assabentaría d’alguna cosa? Per cert, desconfieu de la premsa. Cada vegada que parle amb ells després escriuen el que els hi convé. Jo vaig dir que la notícia era que el tros que havien presenciat en el passe gràfic era notícia sobretot perqué estava ben escrit. També vaig parlar de que la missió del teatre, desde els Grecs fins ara, és la de ser un informe de la realitat, i que Zero Responsables neix de la forza que té el teatre per a denunciar, el dret al  l’insolència, el desafiament, i a la provocació són el ADN de l’escena. Sembla que els diaris estàn defugint de escriure respostes elaborades, amb continguts més a prop de la premsa rosa (”Camps i la seva dona ridiculitzats”) que busquen el sensacionalisme i no explicar les causes i les conseqüències de les coses, ajudant a comprendre un món més complexe del que ens presenten. Tristement cap periodista era capaç de reconéxer l’estil del autor del tros en qüestio, un dels més clars del teatre valencià, i demanaven qui ho havía fet. Xics, aquesta és la vostra feina, fer periodisme.
I el teatre valencià? Qué passa amb el teatre valencià? Crec que Zero Responsables ens recorda a tots una idea ben present en la història del teatre: els bons còmics haurían d’anar en pressó, perquè l’humor es sempre crítica del poder, no només dels polítics, sino de les actituts poderosas i autosuficients, sempre que riem, riem d’alguna cosa… riure i resistència. L’humor és gran en tant que, una vegada hem rigut, ens fa pensar una altra cosa d’allò que ja ha estat pensat. I si en Zero Responsables, i cap periodista ho ha escrit, apareix Camps, apareix com l’ombra d’una ombra, com un Macbeth, però un del carrer Colom de València que ha estudiat en el CEU San Pablo i que creu que creure en Déu consisteix principalment en anar a misa i no en estar al costat dels que més sofreixen. 44morts, zero responsables. Gràcies als actors, actrius, técnics, directors que han participat I a Inma i a Juli per fer teatre amb mí. Ànim, vindràn temps millors.
Jorge Picó, director de la companyía ring de teatro, es un dels autors de Zero Responsables.

LEVANTE-EMV. Un metro llamado tragedia

Enrique Herreras

En los últimos años he echado en falta en la escritura dramática una mayor contaminación con la realidad social y política del momento. Por ello me ha parecido una gran iniciativa que 41 profesionales valencianos (autores, actores, directores) se hayan lanzado a ofrecer una mirada teatral alrededor del accidente de la línea 1 del metro acontecido hace cuatro años, el más grave en la historia del suburbano español, con 43 muertos y 47 heridos. La cuestión era abordar la tragedia desde la perspectiva de las responsabilidades colectivas, principalmente las de la clase política.


El resultado es un espectáculo emotivo, y paródico a la vez, compuesto por 14 escenas que tratan múltiples perspectivas relacionadas con la situación social y política de nuestra Comunidad. Puede que en algunos momentos faltase un punto de mayor precisión en la dirección escénica, pero el conjunto se mostró efectivo (interpretación incluida) y, en general, brillante e ingenioso. Ahí está la Valencia de los eventos que decoran todo un mundo de problemas subterráneos, o ese Canal 9 para el que nunca existió esta tragedia. Magnífica la escena en que la reportera da unas noticias inimaginables, que hablan de humanidad y de dimisiones. El momento en que las noticias de los diversos medios de comunicación son cortadas de tajo en sus conclusiones fue un cuadro turbador, así como el de la turista y el conductor de metro. Y de muy perspicaz podemos valorar la idea de comparar lo que cuestan los diversos regalos de la trama Gürtel y un sistema de seguridad para el metro. Por no hablar de la confirmación de que El Bigotes puede ser el nombre de un buen personaje (en este caso hay que seguir insistiendo).


No obstante, la escena de mayor prestancia teatral fue la de la conversación entre un tal Paco y la farmacéutica. Tiene lugar un día antes de ser recibidos por el Papa. Nos recordó un tono valleinclanesco en el modo de trazar los personajes. Buen expresionismo, notable prosa, diálogos ungidos de colosal teatralidad, y mordaces ideas, como la del intento de que el libro de averías del metro acabe en los bajos fondos del Vaticano.

EL PAÍS. Censura bumerán.

El intento de la Generalitat para que no se representara una obra en la Universitat provoca una afluencia extraordinaria de público

IGNACIO ZAFRA - Valencia.

La segunda función de Zero Responsables, la obra inspirada en el accidente de metro de julio de 2006 que Presidencia de la Generalitat hubiese preferido que no se representara, empezaba ayer a las siete de la tarde en La Nau de la Universitat de València. Pero desde las 16.30 un goteo constante de personas fue dejándose caer por la puerta a pedir entradas. A las 18.55 el aforo de 100 localidades llevaba completo un buen rato. Muchos más se habían resignado a irse sin ver la obra. Y en el claustro neoclásico aguardaba todavía medio centenar de personas, confiando en que alguna reserva fallara y les dejaran entrar.
La sala Matilde Salvador de La Nau registraba una afluencia de público pocas veces vista. "Me parece lógico por los intentos de presión de la Generalitat. Y me parece algo torpe, porque el efecto llamada de la censura ha multiplicado la atención sobre un evento que probablemente habría pasado desapercibido", decía Juan José Parras, de 30 años, uno de los que se había quedado fuera. "El tiempo que han dedicado para hacer esa llamada a la universidad es el que no han encontrado en cuatro años para llamar a las víctimas del metro", añadía.

Los intentos de la Generalitat para impedir la representación (en una de las escenas se parodia al jefe del Consell y a su esposa) prendió como la pólvora en las redes sociales, y fue intercambiado intensamente por correo electrónico. Los partidos de la oposición reclamaron explicaciones. El secretario general de los socialistas valencianos, Jorge Alarte, celebró que la Universitat no cediera, "con su equipo valiente y atrevido, y en ejercicio de democracia y libertad, a las llamadas del presidente de la Generalitat, Francisco Camps, de su gabinete, de los consellers, y las presiones sistemáticas que durante horas recibieron para que el espectáculo no se enseñara".

La diputada y coordinadora general de Esquerra Unida, Marga Sanz, se declaró "impresionada" por la maniobra: "Un Consell y un presidente de la Generalitat que han adoptado estas medidas de censura y de represalia" demuestran "que algo ha dejado de funcionar, y que no tienen capacidad para encajarlo", afirmó. Y Mònica Oltra, portavoz adjunta de Compromís, argumentó: "Llamar a un rector para que no se represente una obra es algo que no ocurre en ningún sitio democrático".

Las opiniones de quienes se acercaron ayer a La Nau a ver Zero Responsables, un montaje que reflexiona sobre las consecuencias morales de aquella tragedia que hace cuatro veranos les costó la vida a 43 personas, no sonaban muy distintas. "La impresión que me da es que estamos en el pasado", decía Mila Leibar, "donde la libertad de expresión no se acepta".

jueves, 8 de julio de 2010

ELPLURAL.COM Camps maniobra para censurar una obra crítica con su gestión del accidente de Metro

El presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, maniobró in extremis para evitar la representación de una obra crítica con su gestión del accidente de metro ocurrido el 3 de julio de 2006, el más grave de la historia del subterráneo español. Según recoge el diario provincialL’informatiu, no fue Camps en persona pero sí un “miembro relevante” del Consell quien telefoneó a la Universitat de València, el organismo que acoge -aunque no produce- la dramatización, para mostrar su disconformidad con su contenido y advertir a los participantes de posibles consecuencias adversas. La mayor parte de actores y artistas de Zero Responsables, la polémica producción, trabaja en teatros y compañías participadas por la Generalitat. Con todo, la obra se estrenó ayer en La Nau (sede histórica de la universidad) y seguirá en cartel hasta mañana, tal y como estaba previsto.
Ayer el propio vicerrector de Cultura de la Universitat, Josep Lluís Sirera, confirmó la llamada de Presidencia regional. Posteriormente, el rector Esteban Morcillo le matizó incidiendo en que la Generalitat sólo mostró su malestar por el contenido de la obra, recoge El País.
Censuras de Camps
La función que, de momento, ha sobrevivido un nuevo intento de censura de Camps –
quien ya condenó al ostracismo una muestra de fotos de la Gürtel- aborda el accidente más trágico del transporte subterráneo español, el ocurrido en Valencia el 3 de julio de 2006 que costó la vida a 43 personas y dejó a otras 47 heridas. La representación no está producida ni financiada por la universidad, que simplemente presta el espacio para su exhibición, como lo hace con otro centenar de obras al año.


El vicerrector participó
Según Sirera, quien paradójicamente participó en el proyecto antes de asumir el cargo, el texto aborda la tragedia desde la perspectiva de las “responsabilidades colectivas”. El drama está articulado en 14 escenas escritas por varios autores –incluido el vicerrector- en distintos tonos. No se muestra, en ningún momento, el siniestro o las víctimas, una decisión adoptada para evitar afligir a las víctimas o sus familiares.
La escena de la polémica
Con todo, el drama incluye una escena polémica que, probablemente, fue el detonante del malestar del Consell. Sus protagonistas son el propio Camps y su esposa, Isabel Bas. En ella hay alusiones a trajes, pastillas, regalos y la visita del Papa a Valencia, un acto que tuvo lugar el mismo mes del accidente. Los diálogos son, asimismo, rotundos. “Las hienas bolcheviques preparan un magnicidio contra mi persona”, “Sin Álvaro me siento dormido”, “Mi coche oficial está lleno de escorpiones”, son algunas de las frases que, muy seguramente, no hicieron ninguna gracia al president. El texto, recopilado por 
El País, transcurre del siguiente modo:

Camps: "Las hienas bolcheviques preparan un magnicidio contra mi persona. Hace un rato he vuelto a oír la camioneta que me va a llevar al paseíllo. Bajo nuestros pies hay una nueva línea que nace en la Estación y se une al infierno. Mi coche oficial está lleno de escorpiones".

Isabel Bas: "Tienes una misión, tienes que darle el regalo al Papa, en ello se halla el honor del partido. Eres el último templario, si lo haces cruzarás la delgada línea que separa la cárcel de la Moncloa. Y ahora, Francisco, tómate la pastilla"

Camps: "Sin Álvaro me siento dormido".

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 Narrador: "El presidente accede a regalar al Papa el famoso regalo. El Santo Cáliz, que guarda en una bolsa de Mercadona, no es otro que el libro de accidentes del metro. Isabel recomienda que se lo dé porque si no lo hace le abandonarán las tres: ella, Rita (que le echará del partido) y su madre (sin herencia). Al final, Isabel le da un traje con el que visitar al pontífice, y concluye diciendo: 'Huele raro".

Sirera apuesta por la libertad de expresión
En cualquier caso, la representación no se centra en Camps sino en el modo de asumir responsabilidades desde una perspectiva cotidiana, enfatizando en la pasividad ante la burocracia o en las largas discusiones que no se complementan con acciones. Sirera, quien admitió no haber visto la obra antes del estreno como no suele hacer con otras, explicó que la Universitat se limita a ceder el espacio (la sala Matilde Salvador) y a verificar parámetros de calidad más que de contenido. “Me puede gustar más o menos, pero por encima de ello está la libertad de expresión”, zanjó.
El equipo resiste
La polémica, no obstante, continuó ayer unas horas antes del estreno, cuando en la red circuló un escrito con la conversación entre el vicerrector y el equipo de 
Zero Responsables.Además de relatar que Sirera reunió el martes a medio centenar de participantes de la obra –autores, técnicos y actores-, el texto recoge la contestación del equipo. “Todos y todas los participantes decidieron continuar adelante pese a que es muy probable que ahora empiecen a caer actores y actrices de repartos ya establecidos y acciones similares a las que ya nos tienen acostumbrados nuestra amiga y mujer preocupada por el sector Inmaculada Gil Lázaro (directora general de Teatres de la Generalitat)”.
Desplantes a las víctimas
Las relaciones entre el sector y el tándem Gil Lázaro y Trini Miró (consejera de Cultura) vienen siendo tensas por la política de recorte del Ejecutivo regional, que no ha renovado los convenios con las salas. Tampoco son nada fluidos los nexos entre Camps y la Asociación de Víctimas del Accidente de Metro 3 de Julio, un grupo con el que el presidente no se ha reunido ni una vez cuatro años después de la tragedia. Sin ir más lejos, el pasado 4 de julio tuvo lugar el enésimo desplante a las víctimas: ese día se vetó una eucaristía conmemorativa del accidente en la Catedral de Valencia a 10 minutos de su inicio, recuerda 
L’Informatiu
http://www.elplural.com/politica/detail.php?id=48452